PRESENTACIÓN
He tenido el honor de que mis amigas y maestras María Azucena y María Angélica me pidan redactar unas palabras para este texto, a modo de presentación o prólogo. Lo primero que he de decir es que, por las razones anteriores, estoy completamente de acuerdo con las dos acciones relacionadas que propone su titulo: 'Innovar para incorporar...' ¿Por qué? Porque primero identifica y después fortalece el eslabón débil de la bisagra 'investigación sobre la enseñanza-transferencia didáctica'. Dicho de otro modo, en primera instancia pareciera que el problema fundamental de las ciencias que estudian la educación fuese la incorporación o el traslado efectivo de hallazgos y conclusiones a la realidad educativa del día a día.
Esto es cierto, pero sólo instrumentalmente cierto. A la solución de este problema contribuye inequivocamente este libro, por cuatro razones: - Porque su contenido, como el buen vino, está reposado, ya que sintetiza más de cuarenta años de formación e investigación en el aula. - Porque se apoya en resultados recientes y contrastados. - Porque responde al 'cómo' desde su propuesta, articulada en "talleres' muy asentados como metodología didáctica. - Porque invita a los lectores/as a comunicarse con las autoras para un intercambio evaluativo de experiencias, desde el quehacer innovador de todos/as. Por ello, esta contribución es generosa, fundamentada, pertinente y orientada al desarrollo personal y profesional de los docentes desde su quehacer. La anterior evidencia operativa se refiere a la parte visible u obvia de la ciencia, desde la respuesta que en este marco ofrecen las autoras. Pero el árbol de la educación no equivale sólo a lo que sobresale. Por esto, este proyecto comunica la idea esencial de que 'lo práctico' no es el centro de la acción educativa. La práctica, de hecho, es un efecto, como también lo es la reflexión sobre la práctica. La causa es la formación, y el ego y la conciencia docentes. Por tanto, no es el centro, no es la causa de sus acciones. Siendo así, no tiene ningún sentido centrarse sólo en ella. Con el tronco y con las ramas de la educación se relacionan sus raíces. Y la transferencia radical es la otra parte del que antes consideramos 'problema fundamental de la Pedagogía y demás Ciencias de la Educación.
En efecto, la transferencia de los resultados y conclusiones científicas a la realidad educativa del día a día no sólo tienen que ver con la práctica y lo instrumental, es decir, con la acción, las competencias y las tecnologías -epicentros de la idea superficial de innovación educativa' que domina en nuestro 'paradigma' dominante.
Sobre todo, tienen que ver con la conciencia, con la razón, que es lo que desde la Grecia clásica se sabe que hay que educar, porque equivale a lo que existencialmente somos.
Pues bien, este libro también fortalece la articulación de la educación de la razón con la práctica didáctica. Por tanto, no se queda en la práctica, en las tecnologías, ni siquiera en las competencias. De hecho, se apoya en una mirada al ser completo, y no sólo competente, como escribía Savater (1997), tanto en el plano personal como social y global. Se construye desde una concepción de capacitación para la transformación docente, estrechamente vinculada con las necesidades actuales, de forma compatible a la meditación de Sócrates o Krishnamurti, que venían a afirmar que querer cambiar el exterior sin cambiar el interior era una intención vana. Este diagnóstico es esencial para nuestra educación, porque las mayores carencias en cuanto al traslado de la investigación a los escenarios profesionales también son radicales, y no sólo troncales.
Por esta carencia -quizá ligada a un concepto estrecho de ciencia (como ciencia empirica) o por una deficiente formación general con base en la conciencia-, nuestra educación, nuestra innovación educativa y nuestra didáctica podrían considerarse, con propiedad, como presocráticas o prekrishnamurtianas. Por eso el enfoque y desarrollo de un trabajo tan aplicable como éste, al menos duplican su relevancia y pertinencia.
Nuestra mal llamada 'sociedad del conocimiento' es, en realidad, una 'sociedad de la ignorancia' disfrazada. Este libro será estéril si no cae en manos de personas sabias que sepan con certeza que ignoran casi todo. Quienes sabemos que sobre todo somos desconocedores, podremos encontrarlo, además de interesante, útil más allá de las necesidades sociales actuales. Porque es un hecho, normalmente inadvertido, que no toda necesidad educativa se demanda.
Dr. Agustín de la Herrán Gascón. Profesor titular
Departamento de Pedagogía
Universidad Autónoma de Madrid (España).