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¡Qué lindo es mi lugar...!

Cuando estaba en su casa, Julia se pasaba el día jugando con la computadora. Esto disgustaba a su mamá, porque temía que no fuera bueno para la niña.

Un día, cansada de ver a su hija horas y horas frente a la pantalla, gritó desde la cocina:

- ¡Julia, deja la computadora!

- ¡Espera, mamá, estoy hablando con una chica que vive muy lejos, se llama Soledad y quiere ser mi amiga!

-Unos minutos y basta –concedió la madre.

Entonces, Julia se acercó nuevamente al micrófono de la compu, para seguir con la entretenida conversación.

- ¿Y cómo es el lugar en dónde vives? -preguntó Sole.

-Mira, no sé cómo explicarte... En la entrada de la ciudad, hay una calle muy ancha a la que llaman avenida; a la derecha, está la plaza, donde hay muchas plantas, bancos pintados de distintos colores, caminitos que se cruzan entre sí y también algunos juegos, que a veces se rompen…También hay una escuela, adonde va mi hermano, y, a tres cuadras de ahí, está el Jardín al cual voy yo.

- ¿Es grande tu Jardín? -se interesa Soledad.

- Sí, es muy grande. Tiene muchas salitas, el patio, la dirección y otras salas que no sé para qué son. Bueno, te sigo contando de mi ciudad… Si sigues caminando por la avenida, te encuentras con muchas casas y muchos negocios, sobre todo cuando te acercas al centro. Y lo lindo es que allí, frente a la plaza, del lado donde hay un monumento, ¿sabes qué hay? ¡Una heladería pintada de amarillo, como un helado de crema! Del otro lado, está la capillita a donde vamos a misa todos los domingos y, dando la vuelta, está el banco donde trabaja mi papá, pero ahí no voy porque es muy aburrido.

- Julia, cuéntame, ¿hay edificios de departamentos, con ascensores?

- No, mi ciudad es muy pequeña. Las casas son bajas, con jardines, y las veredas son anchas, para poder jugar...

- ¿Juegan en la vereda? ¡Qué lindo! -comentó Sole.

- Sí, y también jugamos en la plaza y en el club, que está más lejos del centro. En el club hay pileta, canchas de tenis, juegos y parrillas. A veces mi papá nos lleva a pasar el día y comemos un asado.

- ¡Cómo me gustaría conocer tu ciudad!

- Es hermosa, voy a hacer un dibujito en la compu para mandártelo.

- Dale.

- ¡¡Juli!! –gritó nuevamente la mamá.

- Bueno, te dejo porque mi mami me llama. Otro día me cuentas tú cómo es el lugar donde vives. ¡Hasta pronto!

- Adiós.

Juli apagó la computadora y con la compu apagada, esta historia está terminada.