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Julia y sus inventos
Ciro, Polo y Julia son tres amigos inseparables. Un día, estaban en la casa de Julia aburridos, sin saber qué hacer, hasta que, de repente, a Julia se le ocurrió algo.
- ¡Adivina adivinador…! ¿Quién es el que inventa un juego mejor…? -exclamó.
Ciro y Polo la miraron extrañados.
- ¿Qué dices? -interrogó Polo.
-Quiero decir que los invito a jugar a inventar un juego para jugar...
- ¡Ay!, no te entiendo nada -dijo Ciro-. ¿Cómo es eso de jugar a inventar un juego para jugar?
- Es fácil, los tres nos ponemos a pensar y vemos a quién se le ocurre algo para que juguemos.
- Bueno, dale, empecemos –contestaron sus amigos, con cara de resignación.
Y Julia, que era muy rápida para pensar, salió corriendo de la habitación y volvió con ovillos de lana de una de sus bisabuelas que tejía, y dijo:
- ¿Qué les parece esto? Cada uno agarra un ovillo de lana y lo tira para que ruede por el piso y se desarme. Todos tenemos que decir a qué se parece lo que se formó con la lana e inventarle una historia.
- Julia –respondió Polo, ya impaciente-, ¿qué comiste? ¡¿Milanesas de ideas locas?!
No entiendo nada... prefiero jugar con el teléfono, cuando me lo prestan – dijo Ciro.
- Sí, por ejemplo, las olas del mar, un ocho, las vías del tren…-dijo Ciro.
- Montañas- acotó Polo.
- Una pista de autos, dijo Ciro.
- Claro- continuó Julia-, y le daríamos vida a nuestra imaginación. Ganará el que invente la historia más linda.
- Me gusta- dijeron a coro Ciro y Polo.
- Bueno, como soy la autora del juego empiezo yo.
Y así pasaron varias horas entretenidos.
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- ¡Qué tarde macanuda que pasamos! -dijo Julia.
- ¡Qué historia macanuda la que yo inventé! -dijo Polo.
- ¡Qué juego macanudo que jugamos! -dijo Ciro.
Y macanudeando, macanudeando, el cuento se fue acabando.